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miércoles, 23 de noviembre de 2011

El loro, un exótico compañero




El carácter extrovertido y amigable de los loros hace que sean una de las mascotas que más se solicitan en las tiendas de animales. Además, pueden aprender a hablar y su reproducción no resulta complicada. Muchas son las especies que se encuentran disponibles en el mercado. Por esto, para saber cuál es la que más se adecua al tiempo, gustos y características del futuro propietario, es aconsejable consultar al especialista.

Antes de comprarlo...
Antes de decidir de forma definitiva que el loro va a ser nuestra mascota es imprescindible tener en cuenta que, a diferencia de otros animales de compañía como el perro o el gato, éste es un ave muy longeva. Su vida se prolonga alrededor de 50 ó 60 años, por lo que su dueño tendrá que estar en disposición de compartir gran parte de su tiempo con él. Así, se ha de desechar la creencia de que los loros son débiles y enfermizos.
Se trata de animales vivaces y activos que necesitan de la atención casi permanente de su propietario y de un entorno entretenido para poder desgastar su energía y satisfacer su curiosidad. De esta forma, si la mascota va a pasar sola la mayor parte del día es mejor sustituir el loro por otra que requiera menos atenciones. En caso contrario, se corre el riesgo de que éste desarrolle patologías como ansiedad o comportamiento destructivo.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que los loros que viven solos crean vínculos más fuertes con sus amos que los que están acompañados. Pero, sobre todo, se ha de evitar adquirir una de estas aves si presenta síntomas de poca salud como plumaje en mal estado, mirada perdida, pasividad, respiración entrecortada, delgadez, mucosidades, etc.
La jaula y su ubicación
Uno de los aspectos más importantes en el cuidado del loro lo constituye la elección de la jaula adecuada. La mayor parte de las que se venden en las tiendas son de tamaño demasiado reducido y, por lo tanto, incorrectas. El loro necesita un espacio amplio para poder moverse con cierta soltura. Por ello, la jaula ha de estar dotada de unas dimensiones que permitan al animal extender completamente las alas. Además, cuando éste se encuentre en el posadero, su cola no tiene que tocar el suelo.
También se ha de procurar que esté elaborada con materiales resistentes y no tóxicos y no ha de tener ningún agujero o espacio abierto con el que el ave pueda dañarse. Es conveniente cubrir la parte inferior de la misma con papel para impedir que los parásitos se desarrollen y ha de estar diseñada de tal manera que el animal no sea capaz de acceder a sus propios excrementos.
Por otra parte, el hogar de esta mascota ha de contar con dos posaderos como mínimo cuyo diámetro tiene que corresponderse con el grosor de su pata. Los posaderos lisos de madera o plástico no son los mejores, puesto que originan la aparición de enfermedades en las patas e impiden el desgaste natural de las uñas. Se tienen que poner de tal forma que no hagan posible que el loro ensucie el comedero y el bebedero con sus excrementos.
En cuanto a su colocación, la jaula se debe situar en un lugar que disponga de luz y ventilación. Es preciso que el posadero quede a la altura de los ojos con el fin de evitar que el loro quede demasiado por debajo de las personas y genere tendencias agresivas al sentirse dominado.
Los juguetes
Como ya se ha señalado, los loros son animales muy intranquilos y necesitan juguetes para no aburrirse. Algunos de los más usuales son cascabeles, escaleras de madera, columpios o cuerdas. Para no ocupar la jaula con todos y dejar al animal sin espacio, lo ideal es ir cambiándolos temporalmente. Con esto, se conseguirá estimular la creatividad de esta divertida mascota.
Sin embargo, la mayor parte de los accesorios que se comercializan suponen un peligro considerable. Este es el caso de las cadenas con eslabones excesivamente grandes y las campanas con badajos que se pueden sacar, puesto que pueden ser tragados por estos pájaros.El principal consejo a tener en cuenta es que los mejores juguetes son aquellos que están realizados con materiales naturales y cuyo tamaño está en relación con la edad del ave, así como aquellos de los que no se desprenden piezas que el loro pueda ingerir.
Atenciones principales
A la hora de brindar a un loro los cuidados que le son precisos, lo primero que hay que considerar es la limpieza. Ésta es fundamental para la buena salud del animal. Así, la jaula se ha de adecentar regularmente, al menos tres o cuatro veces a la semana. No obstante, los restos de excrementos y comida se tienen que eliminar diariamente. La desinfección con lejía o amoniaco se llevará acabo uno o dos veces al mes.

Para el buen mantenimiento del plumaje es imprescindible que el loro reciba directamente la luz solar pero, si el sol es muy fuerte, la jaula se ha de colocar a la sombra.
Hay que seguir algunos consejos si se tiene como prioridad el bienestar de este animal de compañía. El primero de ellos, es el de no utilizar cadenas en el caso de que el loro esté fuera de la jaula. Además, no hay que cortar las plumas en crecimiento, ya que esto produce dolor. Tampoco es recomendable no tener al ave lo suficientemente vigilado si no vive en cautividad, ya que los accidentes se producen muy fácilmente.

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